La posibilidad de que el diseñador de modas estadounidense Marc Jacobs sea el nuevo director creativo de la casa de modas francesa Christian Dior no me cuadra, en lo absoluto, aunque es un diseñador que respeto mucho por su acertada propuesta comercial. Imaginar solamente que será el sustito de John Galliano, despedido por comentarios antisemitas en la primavera pasada por los altos ejecutivos del grupo Moët Hennessy•Louis Vouitton (LVMH), se aleja mucho de lo que había imaginado.
Para el lujoso conglomerado de la moda, dirigido por Bernard Arnault, esta decisión podría ser algo con sentido tal vez porque Marc Jacobs ya está en la casa. Las líneas que llevan su nombre le pertenecen a LVMH, y Jacobs ha sido además, desde 1997, el director creativo del famoso sello francés Louis Vuitton, conocido primeramente por su monograma LV, imitado por muchos y adquirido –en su versión falsificada– por un gran número de mujeres que prefieren una imitación, por aquello de llevar algo de marca.
Sin embargo, ¿cuánto podría aportar Jacobs a Dior? Las críticas no se han hecho esperar. Muchos han llegado a pensar que podría ser el principio de la debacle de la casa Dior, fundada en 1947 por el legendario diseñador que le da nombre a la marca. Estoy de acuerdo, y dudo que pueda ser tan grande como Galliano. Definitivamente atraviesan por una situación muy complicada.Desde que entró a la Maison Dior, en 1996, el llamado «Enfant Terrible» supo llevar este sello francés a un nivel tan alto, que se hace muy difícil pensar que la casa podría tener algún futuro sin él.
Marc Jacobs, de familia judía, es un diseñador con una trayectoria impecable en los Estados Unidos, e, indudablemente, respetado en cuanto a lo que ha venido haciendo en Louis Vuitton. Fue, por ejemplo, el que diseñó la primera línea “Ready to Wear” bajo esta marca; pero también a él le debemos las famosas carteras que creó en colaboración con Stephen Sprouse, Takashi Murakami. Esos diseños se convirtieron en best sellers de la casa. Su movida creativa ha sido tan exitosa, que la imitación no ha cesado. Temporada tras temporada se las tiene que ingeniar para crear algo que seduzca a las clientas más exigentes, algo que por consiguiente le vuela la cabeza a los falsificadores. Tal vez esto es lo que quiere Arnault, pero para Dior.
Sin embargo, todavía no me encaja su figura en la Mansión. Dentro de su ingenio creativo, hay todavía mucho de conservador en términos artísticos. Nunca he visto algo de su trabajo a la altura de lo que es la Alta Costura. Cierto es que no pertenece a este circuito de moda parisina, pero hay otros modistas que con sus creaciones «Ready to Wear» dejan boquiabierto a cualquiera.
Tal vez estoy siendo pesimista, pero más me cautivaría la idea de ver nuevamente a Oliver Theykens en acción, o conocer cuál es la visión que traería Nicolas Ghesquiere, director creativo de Balenciaga, a la casa. Incluso, me llaman más la atención figuras como la de Ricardo Tisci, de Givenchy, Alexis Mabille; incluso Jason Wu o Alexander Wang.
Las colecciones de Galliano para Dior han sido memorables particularmente las que presentó bajo el sello de Alta Costura. Para muchos un exceso, para mí, una lujuriosa aventura de creatividad, donde no había límites -ni creativos ni económicos- aunque la recesión se vio reflejada en las últimas colecciones. Austeridad dentro del marco de lo que es Dior, porque, al juzgar su trabajo, no tenían nada de sencillez.
Llegar al nivel de Galliano definitivamente no será tarea fácil. Basta con darle un vistazo a la colección de Haute Couture Fall 2011, creada por un equipo de diseñadores que trabajó de la mano de Galliano. Ninguno de ellos tiene la genialidad del gibralteño, y quedó evidentemente reflejado en esa pasarela. Dentro de la excentricidad “gallianística” siempre había creatividad, ingenio en el diseño y una serie de aportaciones nuevas a un sello legendario, sinónimo de lujo. En esa colección, sólo se pudo apreciar un intento de imitar lo que hizo en su momento Galliano, en nombre de Dior, con un resultado pobre y a veces risible. Eso, definitivamente, hay que evitarlo. Irónicamente, en ese momento querían hacerle un homenaje, más que a Dior, al mismo Galliano.
No hay duda que Marc Jacobs tiene importantes atributos que lo hacen un gran diseñador de modas, pero creo que le quedaría grande este nuevo rol. Claro está, Dior se tiene que apresurar. Si es Marc Jacobs, ojalá y nos sorprenda.