“Mi primera impresión al conocer a Bobbi Brown. Wow, me pareció que es muy amable, muy dulce, y al mismo tiempo ha creado esta gran compañía. Pero sigue siendo una persona agradable. Estoy como, que ya quiero coordinar un rato más con ella para tomarnos una taza de café porque la paso muy bien… y tiene mucho sentido todo, porque BB es lo que su marca proyecta, no hay mentiras y es muy llevadera y real…”
– Katie Holmes, primera celebridad en convertirse rostro de la marca Bobbi Brown (2012)
Sin duda alguna Bobbi Brown es mucho más que un lápiz labial, aunque fue con este accesorio que un sueño comenzó. Un sueño que tiene nombre de una pequeña gran compañía, que rige parte de la industria de la belleza internacional y que representa un estilo de vida relajado, a pesar de que forma parte de un sector extremadamente competitivo.
POR @JuanEnVitrina
Desde el inicio de su carrera, Bobbi Brown, la persona, tenía muy claro cómo quería encaminar su profesión. Pero, como otras chicas universitarias, indecisa comenzó su estudios en varias universidades, hasta que dio con la que cumplía con sus expectativas. En medio de esa encrucijada, estuvo a punto de rendirse.
El apoyo de su madre Sandra Brown en ese momento fue clave y crucial para el inicio de una historia de éxito que hoy celebra 25 años. Proveniente de una familia judía de Chicago, Illinois, Bobbi recuerda cuando compartió con su madre una gran preocupación, y era que no sabía que hacer cuando ‘fuera grande’. Muy sabiamente, la señora Susan le pidió a su adorada hija que pretendiera que ese día era su cumpleaños y que podría hacer lo que ella quisiera. Su deseo era ir al centro comercial Marshall Field’s (hoy en día el Macy’s de Chicago) y jugar con maquillajes.
Ese apoyo incondicional ha sido fundamental en la vida de Bobbi Brown. Es una suerte que otras niñas no han tenido y ella lo ha tenido muy claro desde el día uno.
En medio de aquel dilema que casi la lleva a claudicar, fue su padre, Joe Brown, quien completaría la ecuación para la solución de su problema.
Abogado de profesión y escritor de libros infantiles, el señor Brown consultó a un amigo, quien les habla por primera vez del Emerson College, en Boston. Bobbi Brown estaba lista para su nueva aventura universitaria. Allí se encontraría a sí misma, al tiempo que obtendría su grado en maquillaje teatral (79). Conseguía lo que soñaba, jugar, por el resto de su vida, con maquillajes.
No sabía Bobbi Brown que años más tarde se convertiría en una de las estudiantes más famosas y queridas de la institución bostoniana. Su relación con su Alma Mater le permitiría brindar a otros estudiantes, con sus mismos sueños, la oportunidad de convertirse en maquillistas profesionales, gracias al Bobbi Brown Program in Makeup Artistry, incluido en el currículo de Emerson en 2009. Hoy imparte clases magisteriales.
Tampoco se imaginaba que en el 2012 recibiría el grado de Doctor Honoris en los actos de graduación de su alma mater, donde no pasó por alto la oportunidad para aconsejar a los graduandos que ese día ocupaban el lugar en el que ella estuvo 34 años antes. Son los fundamentos de su vida, los mismos valores que ha inculcado a sus tres hijos varones.
Antes de alcanzar estos grandes logros y volver a Boston para celebrarlo, Bobbi tuvo que abandonar la ciudad en la que se encontró a sí misma, en la que consiguió convertirse en maquillista profesional, ante la falta de trabajo para ella.
Así, estrenaba la década del 80 mudándose a Nueva York.
Es en esa ciudad que se enfrenta a una realidad muy cruda, enmarcada en la imagen, tomando pocas veces en consideración la integridad y esencia del ser humano y en particular de la mujer, que al fin del día, es la que busca resaltar su belleza con el maquillaje.
En cuanto a tendencias de maquillaje, no podía concebir que se intentara aclarar el tono de piel con maquillaje y que se insistiera en pintar los labios de rojo brillante, sin importar lo bien o mal que quedara… Es cuando comienza a reconocer que el concepto de belleza que había concebido desde pequeña se apartaba demasiado a la realidad que se enfrentaba, de lo que ella sentía en su interior.
“Cuando era joven, quería lucir como una súper modelo, que eran muy altas, rubias y delgadas, yo no luzco de ninguna manera así”, ha dicho la maquilladora profesional, que recientemente lanzó la campaña #BeWhoYouAre con motivo del 25 aniversario de su marca.
Luego de varios años descubriría que eso no era realmente belleza para ella… Aun más, sería su propia definición el fundamento de la empresa que fundó once años después de haber llegado a la ciudad más famosa de los Estados Unidos, capital de la moda y la belleza, y que este año ha cumplido 25 años.
“Defino belleza de diferentes maneras. Creo que belleza es lo que te complace, lo que te gusta mirar. Entonces, no es una clásica reina de belleza o una muñeca Barbie, es una mujer que esté segura y se sienta cómoda consigo misma. Es por eso que me gusta enseñar a que confíen en sí mismas”. Estas palabras, en resumen, son los fundamentos de su negocio.
Antes de expresarse con tanta claridad, se encargó de que sus brochas hablaran por ella. Maquillaje tras maquillaje se encargaba de cambiar el rumbo de la industria.
Comenzó su colaboración con el fotógrafo Bruce Weber y Arthur Elgort para Vogue Estados Unidos así como con el desaparecido Francesco Scavullo para Cosmopolitan y la revista Self. Con un editorial con la modelo Tatjana Patitz, fotografiado por Wayne Maser, Bobbi Brown comenzaba a dar pasos firmes en las grandes ligas de la belleza. Se acercaba un momento crucial.
Pero fue su colaboración con Patrick Demarchelier lo que la llevó al estrellato. Se trató de la portada del ‘September Issue’ de 1987, de Vogue, la que también representó la primera de Naomi Campbell en la edición estadounidense de esa famosa revista. En solo siete años, Bobbi Brown se convertía en una de las maquillistas de referencia.
Llegó a la ciudad de los rascacielos como ‘Makeup Artist”, freelance, en compañía de un novio, sin imaginar que su visión cambiaría el rumbo de la industria internacional.
No se las sabía todas, por el contrario, como una vez declararía a Inc en el 2007, una de las mejores cosas que le pudo haber ocurrido es que era una joven muy ingenua o mejor dicho, ‘naive’.
En 1991, once años después de aquella mudanza de Boston a Nueva York, iniciaría su travesía empresarial con el lanzamiento de Bobbi Brown Essentials, que comenzó con diez labiales en tonos neutrales, con un debut exitoso en Bergdorf Goodman.
La iniciativa surgió ante la falta de labiales que le hicieran sentir bien y que fueran de una mejor calidad. Quería labiales que lucieran como el color de los labios, pero no solo con una apariencia natural, sino que cuando la mujer escogiera un tono más subido, que fuera el adecuado según su tez. De eso se trata eso del maquillaje natural, es algo que sienta bien y no se ve exagerado. Tampoco quería olor en ellos, que fueran duraderos y lo suficientemente humectados, para que no resecaran los labios. Dio en el clavo.
La aventura comenzó en 1988 en medio de una sesión fotográfica para la revista Mademoiselle. En ese momento Bobbi Brown tuvo una conversación con uno de los químicos de Kiehl’s. Para entonces, ya Bobbi era madre de Dylan, fruto de su relación con Steven Plofker, su esposo.
En 1995, Leonard Lauder le dijo a Bobbi Brown que su idea estaba resonando en los establecimientos y se ofreció comprarle la compañía, con la seguridad de que ella podía hacer lo que quisiera y ser tan creativa como lo había venido haciendo desde siempre. Leonard Lauder cumplió con su palabra y hoy la marca forma parte del conglomerado de la belleza de Estée Lauder.
Hoy, Bobbi Brown, además de maquilladora profesional, empresaria y visionaria, es la orgullosa madre de tres varones, Duke, Cody y Dylan, y la esposa de Steven Plofker, su principal apoyo en este proyecto de vida. No tuvo hijas, pero se siente bendecida por el grupo de mujeres que tiene a su alrededor.
Como es normal, mantener el balance no es tarea fácil para ella. Como cualquier emprendedora, le toca hacer arreglos. No tiene horario regular y cada día es diferente. Le encanta hacer yoga y fiel creyente de la buena alimentación.
Su filosofía de la belleza es particular y muy clara. Lo más importante es que la mujer se sienta cómoda consigo misma. Esa es la razón por la que le gusta enseñar a las mujeres a fortalecer su autoestima.
Para ella, mujeres como Jennifer López o Ali MacGraw son referencias de belleza. Es fanática de las mujeres multiraciales y detesta el estilo de belleza copiado.
A lo largo de esta carrera de 25 años con su marca, solo dos actrices han sido imagen de la marca, Katie Holme y Kate Upton, porque reflejan la belleza natural que promulga.
Boobi Brown también es autora de ocho libros. Uno de ellos se llama Pretty Powerful, y está inspirado en su encuentro con mujeres comunes, no modelos, quienes le expresaron lo que sentían cuando no tenían maquillaje. También ha lanzado importantes campañas de empoderamiento a la mujer, como The Pretty and Powerful Campaign for Women & Girls en marzo de 2013. Para ella ser una mentora y apoyar a las niñas es prioridad y algo que describe como increíble.
Así es Bobbi Brown. Feliz 25 aniversario.