Los colores de Nicaragua quedan plasmados en los diseños de Nandamús, una línea de accesorios muy atractiva creada por la emprendedora Francella Muñoz Moncada.
Francella Muñoz Moncada es una nicaragüense emprendedora, visionaria, entregada a sus sueños, con ideas a veces ‘locas’ porque rompen con los esquemas establecidos. Un día, luego de ver el ejemplo de otras mujeres soñadoras como ella, descubrió que podría alcanzar su propio sueño y así comenzaba una aventura llamada Nandamús, una línea de accesorios para la mujer única, como ella.
Por @JuanEnVitrina /Fotos suministradas por la diseñadora
Conocí a Francella cuando viajé a Nicaragua por primera vez, para una cobertura especial que hicimos de la semana de la moda Nicaragua Diseña, para el programa ¡HOLA! Fashion. Una invitación única, porque conoceríamos a los mayores exponentes del diseño de ese país. Pero cuando se habla de diseñadores, no solo se ve allí a los que suben a la pasarela, sino a otros artistas que crean accesorios, pero también muebles, en fin, todo aquello englobado en esta disciplina creativa.
La cultura artesanal en Nicaragua es realmente impresionante y las hamacas hechas a mano son parte fundamental de ella. Hechas con el corazón, como cada una de las piezas que se idea Francella. Por suerte, ella cuenta con tres personas que son fundamentales. Los artesanos Elisa, Miguel y Don José son tan Nandamús como esta talentosa nicaragüense.
Pero para conocer un poco más de ella y de su proyecto, qué mejor que sea ella misma la que nos lo diga.
– Me contabas que tu carrera en la moda comenzó como modelo, pero ¿cuándo comienza tu aventura en el diseño de accesorios?
– Yo fui modelo en los 90, en Nicaragua, y esa experiencia me dejó un sabor de boca interesante con respecto a la moda. En octubre de 2013 viajé a la Argentina por un programa de mujeres emprendedoras y es ahí donde conocí a tres diseñadoras de accesorios, dos salvadoreñas y una argentina, ellas terminaron de inspirarme aún más, de darme ánimos y de hacer lo que realmente había querido hacer desde hace mucho tiempo. Regresé a Nicaragua con la idea de hacer algo diferente y que nos identificara como nicaragüense, con colores, que fuese reflejo de nuestra cultura, de nuestras tradiciones y qué mejor que tomar las hamacas como inspiración.
– Trabajas con los artesanos de Nicaragua. ¿Cómo fue ese proceso de selección?
– La búsqueda de los artesanos no fue fácil porque a ellos no les gusta salir de su zona de “confort”. Su trabajo tiene un acabado perfecto, que en la moda es muy importante porque las mujeres somos exigentes. Trabajar con ellos ha sido una aventura increíble. Recuerdo que ellos me decían que estaba loca, que cómo íbamos a hacer collares de hilos de hamaca. Les dije que si no hacíamos pruebas no nos íbamos a dar cuenta de cuán bellos podían ser. Lo hicimos y ya ves los resultados.
¿De qué regiones del país?
Ellos son del Departamento de Masaya, cuna del folklore nicaragüense. Es un placer trabajar con ellos porque así mejoran su calidad de vida, entonces es una satisfacción enorme saber que mi marca es parte del cambio.
– Tienes algunas piezas emblemáticas, entre ella los collares que crean con hilo de hamaca. Hermosos, ¿Cómo puedes definir tu proceso creativo y cómo lo compaginas con el trabajo del artesano?
Las piezas con las que se identifica mi marca son los collares de manila de hamaca, sus colores. Los nudos son los mismos que se les hacen a las hamacas. Mi proceso creativo es todos los días. Por donde quiera que voy se me ocurren ideas, no dibujo, no soy buena para eso, aparte no estudié nada de diseño, todo nace del corazón. Una vez por semana me traslado a Masaya, al taller donde ellos trabajan con hamacas y trabajamos en los collares; hacemos pruebas, compartimos idea, les muestro como vamos como marca y les cuento a dónde quiero que lleguemos.
– Dices que detrás de cada pieza hay una historia de amor. Me puedes dar un ejemplo. ¿Cuántas personas trabajan en este proyecto?
– Con respecto a cada historia detrás de cada pieza, mientras Eliza teje y Miguel arma cada pieza, las pláticas son diferente cada semana. Ella es madre soltera y él es viudo, con dos hijos, vive con su abuelita que está bastante mayor. Sus manos están llenas de cayos por que ha trabajado toda la vida armando hamacas y tejiendo macramé. Aparte de ellos dos, trabajo con Don Jose. Con el saqué la línea de caminos de mesas para casas. El trabajo con el telar es fascinante, increíble. Me emociona también formar parte del cambio de calidad de vida para estas familias.
– Siempre estás buscando la manera de innovar con los diseños. ¿Cuál es el mayor reto al que te enfrentas cada vez que te planteas la posibilidad de hacer una nueva colección?
– El mayor reto es buscar cosas diferentes y hacer que a las personas les guste. Nandamús es diferente y quiero que las mujeres se sientan divinas. Te aseguro que si usas una pieza mía, te van a mirar. Mi marca es para mujeres fuertes, seguras de sí misma.
– Namandús es un nombre muy original. ¿De dónde nace?
El nombre nace de dos palabras: Nanda=Nandaime (Departamento de Nicaragua) Mus de Muñoz, que es mi apellido. Originalmente debería de haber terminado con «z» pero lo mire mucho más original e interesante con “s”. quería un nombre que captara la atención y creo que lo logré.
Nandamús es mucho más y aquí te dejamos una muestra.